Para que luego digan que no tenemos entretenimiento
suficiente, van y nos colocan un circo justo en el Palacio de Congresos: los
leones a la puerta, payasos a tutiplén, funambulistas sobre la cuerda floja y
otros, que se creen trapecistas, saltando de forma inverosímil de un lado a
otro del hemiciclo. Tal es así que en la primera sesión de investidura ha
habido más de 800 personas acreditadas. Seguramente porque no querrían perderse
el espectáculo. Pero sólo por ser gratuito, ya que como tal me parece algo más
que lamentable. Aunque, ahora que lo pienso, ¿es gratuito?, ¿o nos está
saliendo a los españoles por un pico? Como dije en otra entrada, todo tiempo
pasado fue mejor: los romanos no habrían tenido los leones de bronce, sino que serían
de carne y hueso, y a docenas, por lo que al menos nos hubiéramos reído un
rato. Y no me acusen de ser un bestia (apellido romano, por cierto), ya que
ellos también se han estado riendo cuando lo de los desahucios, cuando lo de
las preferentes, cuando lo de los refugiados, cuando…, cuando…, cuando…
En fin, que me da a mí que tocará votar de nuevo de
aquí a poco. La cuestión es: ¿quién se merece que haga el supremo esfuerzo de
levantarme del sofá para ir al colegio que tengo a unos doscientos metros, en
cuyas urnas tendría que depositar mi confianza otra vez? Porque en España somos
muy del Real Madrid y antibarcelonista, o del Barça y antimadridista. Al igual
que con el resto de los ámbitos de la vida. Todos conocemos a alguien cercano
que jamás votaría a tal partido o al otro, defendiendo a muerte al que ha
votado durante toda su vida, aunque realmente lo que haya que hacer sea
botarlo.
Hablemos por partes, así nos aclararemos un poco,
espero. Lo del PP no tiene nombre. Resulta que ha ganado las elecciones, aunque
no con mayoría absoluta, pero nadie puede negar que las haya ganado. De tal
forma, Felipe VI encarga a Rajoy, como presidente del partido más votado, que
intente formar gobierno. ¡Y va Rajoy y dice que no! Pero vamos a ver, ¿cuándo
se ha visto esto antes? Es que no tenía apoyos, argumentan. Ya, ni a mí me han
dado el papel de Kylo Ren (el nuevo malo de Star
Wars), ¡qué le vamos a hacer! ¡Con lo bien que lo habría hecho! ¡Así es de
injusta la vida!
Luego tenemos a Pedro Sánchez, que o es la persona
más inteligente del mundo mundial o simplemente no tiene ni idea de lo que está
haciendo. ¡Cómo se le ocurre pactar con un partido que sólo le da 40 diputados
más! Y un partido del que ha estado despotricando durante la campaña electoral
a causa de su derechismo. Claro, ahora cogen los podemitas y se enfadan. Y tú
vas y te sorprendes. Es que me habían pedido los sillones, contesta. Y qué
quieres, ¿quedártelos todos tú?, que ni siquiera apareciste cuando te llamó
Rajoy y ahora le exiges que se abstenga. O me he perdido algo o aquí la gente
es mutonta.
Como tercera actuación del día tenemos al señor Pablo
Iglesias. La verdad, me encantaría poder votarlo, porque tengo unas ganas
horrorosas de pegarle una patada en el culo tanto a PP como a PSOE, pero es que
tienen una bocaza que no les llega al cuerpo. Cada vez que hablan sube el pan.
Ahora va Iglesias y dice que Otegui era un preso político y que nadie puede
estar preso por sus ideas. ¡Toma ya! Entonces, pregunto, ahora que se acaban de
cumplir 35 años, ¿Tejero también defendía sus ideas cuando tomó el Parlamento?
Por tanto, ¿era también un preso político? Pero los que dicen tamañas tonterías
luego no quieren darles las medallas a los familiares de los auténticos presos
políticos, los opositores venezolanos encarcelados de forma arbitraria, injusta
y dictatorial.
Y para terminar, esta noche tenemos al increíble hombre
menguante, a Albert Rivera. El desinfle de su partido no le ha dejado más
remedio que tomar la decisión de hacerse imprescindible, aunque sea pactando
con el PSOE. El pobre no ha tenido en cuenta que en caso de nuevas elecciones
va a tener una sangría de votos espectacular. Como las haya de nuevo, me lo veo
arriba del todo, pintando él solito los techos del hemiciclo, quizá tapando
también los agujeros que hizo Tejero, que aún se vislumbran.
Bueno, como se hace tarde y no da tiempo para asistir
a todas las funciones, les emplazo a ustedes en el mismo lugar los próximos
días, ya que nuestra trouppe ha
recibido un contrato a largo plazo. Y no digo más, que me da la risa.
El Condotiero
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