jueves, 17 de marzo de 2016

¿Dónde está mi premio Nobel?

             Aunque bien es verdad que la categoría de dichos premios a diferentes áreas de la cultura y de la investigación ha decaído bastante, más que nada debido a la globalización politizadora que todos los ámbitos de la vida sufren en este siglo XXI, no por ello deseo yo renunciar a dicho galardón.
            Todos sabéis que recién he iniciado la que espero sea una larga y fructífera carrera literaria, así que es menester que me vaya adelantando a los acontecimientos y vaya ya reclamando lo que sería mi premio Nobel de Literatura. Estarán ustedes pensando ahora que se me ha ido la pinza, pero nada más lejos de la realidad, sino que tengo una edad en la que aún podría disfrutar del montante del premio, algo así como un millón de euros, más o menos. Prefiero recibirlo ahora que dentro de 30 o 40 años, cuando ya estaría un poco achacoso para darle use y disfrute. Además, yo haría como el resto de premiados y lo donaría a caridad. Claro que, como he escuchado desde pequeñito, la caridad empieza por uno mismo, por lo que usaría dicho dinero para ayudarme a mí.
Pero aclarémonos, yo no estoy pidiendo el premio Nobel por las obras ya escritas por mí, sino que lo reclamo por la magnífica y deleitosa obra literaria que seguro escribiré de aquí hasta mis últimos días. ¿Y por qué no iba yo a reclamar el premio en este momento? ¿No le dieron el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama al poco de haberse aposentado como Presidente de los EE.UU.? ¿Acaso él había hecho algo para merecer tal distinción? Pues no, señores, él recibió el premio basándose en las esperanzas puestas en su mandato, el cual sería pacificador. Si se adelantaron con él, ¿por qué no conmigo? ¿A ver si va a ser cosa de racismo? Que luego Barack Obama no haya podido hacer nada de lo que tuviera o tuviese planteado en aras de la paz mundial, no se lo podemos achacar a él, ya que manda menos que Pedro Sánchez en el PSOE.
            Y todo esto me ha venido a la cabeza por las palabras que escuché el otro día al insigne y genial Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, autor al que no llego a las suelas de los zapatos ni escribiendo ni diciendo patochadas. Parece ser que no hay nada mejor que te den un premio Nobel para poder decir cualquier cosa que se te pase por la cabeza, quedando muy bien ante todo el mundo por ser políticamente correcto, aunque el discurso soltado sea más o menos de la calidad intelectual de un episodio de los teletubbies.
            La cosa es que este señor soltó, entre Ferrero Rocher y Ferrero Rocher, algo así como que era una vergüenza que los refugiados no estuvieran teniendo el apoyo que debieran por parte de la Unión Europea, la cual tendría que volcarse en ayuda de esas pobres gentes. Después de aquello, ya se quedó tranquilo y se pudo ir a evacuar a su maravilloso cuarto de baño alicatado por Porcelanosa. Independientemente de que esté a favor o en contra de dichas declaraciones, opino, antes de nada, que este señor no es nadie para decirnos lo que aquí deberíamos o no deberíamos hacer. Un señor con casas en Madrid, Londres, París, Nueva York y Lima, que si no está a gusto en un sitio, se va a otro y Santas Pascuas. Un señor con tal cantidad de dinero que poco le puede a él afectar la llegada masiva de unas gentes de otra cultura con diferentes formas de ver la vida, y con una pobreza a cuestas que sólo costarían dinero a las empobrecidas arcas de una Europa acabada de salir de unas de las peores crisis de su historia reciente.
            Ya hablé en la entrada anterior de lo difícil que es resolver el problema de los refugiados sirios, puesto que por un lado son unas pobres gentes que no merecen lo que les está ocurriendo y por otro podríamos tener problemas de diversas índoles si dejamos que todos los que quieran entren en nuestra vieja Europa. Por eso, el tema que hoy quería tratar es el de las personas que hablan por hablar, por muy inteligentes que sean, sin tener en cuenta todas las posibilidades y, peor aun, sin ser ellos nadie para dar lecciones de nada. En este caso, bien que podría haber dicho que la culpa es de EE.UU., por haber tenido una guerra fría con la URSS, la cual siempre apoyó al régimen sirio, en contra de los israelíes, apoyados por los americanos. Y, en medio de este caos, se encontraba una Turquía partida que estaba dentro de la OTAN pero fuera de la Unión Europea. Una Turquía que se dedica a matar a todo kurdo que ve, único pueblo que de verdad está combatiendo contra el autoproclamado Estado Islámico. Un Estado Islámico que ha nacido después de los desastres causados por EE.UU. en Irak, cuando fue a buscar unas armas de destrucción masivas inexistentes. Un Estado Islámico que se ha visto favorecido por las insurrecciones nacidas a raíz de la Primavera Árabe, la cual fue apoyada solapadamente por la CIA. Pues bien, que ahora nos metan el marrón a la Unión Europea por algo que se les ha escapado de las manos tanto a EE.UU. como a Rusia, heredera de la antigua URSS, es algo que me deja patidifuso.
            El caso es que siempre va a haber gente con voz, debido a la repercusión de sus palabras entre los millones de seguidores que poseen, que digan pamplinas sin ton ni son, pero que se conviertan en dignos elogios a admirar. Como recuerdo que pasó hace más de diez años en España, cuando personajes como Antonio Banderas y Alejandro Sanz salían a la palestra pidiendo el voto para Zapatero, defendiendo lo que iba a ser su programa. Y manda eggs que gente como ésa formaran el «club de la ceja», cuando uno vivía en Los Ángeles y el otro en Miami, que también eran los lugares donde pagaban sus impuestos.
            Pues bien, señores, dejen de dar lecciones a los demás, cuando ustedes no se atañen a ellas. Que, quizá, no seamos tan famosos ni tengamos tanto dinero, pero debiéramos ser nosotros los que organizáramos nuestras vidas. ¿O acaso puedo yo votar en las próximas elecciones presidenciales de los EE.UU.?

            El Condotiero

3 comentarios:

  1. Varias son las cosas q se me ocurren. En la primera parte stoy de acuerdo, es más si nos vamos a primigenia del premio este se ideó para jóvenes talentos q tuvieran una trayectoria por delante y se beneficiaran d ste para seguir progresando, no vas descaminado.El problema de los refugiados es más complicado, dejando aparte q un señor bien notorio sea extranjero o no, la pregunta seria:tiene razón? Por cierto, has clavado el escenario geo-poitico

    ResponderEliminar
  2. Varias son las cosas q se me ocurren. En la primera parte stoy de acuerdo, es más si nos vamos a primigenia del premio este se ideó para jóvenes talentos q tuvieran una trayectoria por delante y se beneficiaran d ste para seguir progresando, no vas descaminado.El problema de los refugiados es más complicado, dejando aparte q un señor bien notorio sea extranjero o no, la pregunta seria:tiene razón? Por cierto, has clavado el escenario geo-poitico

    ResponderEliminar
  3. Gracias María María por tus comentarios. Siempre son bienvenidos. Cómo ambos decimos, el problema de los refugiados es complicado, por ello no quiero debatir sobre él en esta entrada, además de haber hablado ya de eso en la entrada anterior. La cuestión no es si el señor Vargas Llosa tiene razón o no, pues esto sería así si hubiera dado su opinión al respecto, lo cual todos tenemos derecho a hacer, incluido yo mismo. La coas es que yo escuché en directo sus declaraciones y parecía más una orden que una opinión. Y ante eso me rebelo: ¿quién es él para decir qué debemos o no hacer?
    Un beso.

    ResponderEliminar