Estimo
que esta entrada será corta, puesto que tampoco es que haya mucho que explicar.
Creo que el 99% de los españoles está en contra de la medida denominada
«impuesto al sol», ya que el 1% restante son los políticos que la quieren
imponer y los dueños de las empresas eléctricas y sus familiares, que ya se
están frotando las manos.
Este impuesto, que a mí me parece
más una estafa de tomo y lomo pero con carácter institucional, gravará a todo
aquél que tenga placas solares, por lo que se la terminó conociendo como
«impuesto al sol», y con razón. Lo más grave, y por ello la llamo estafa
institucional, es que hay una ley que obliga a los edificios de nueva
construcción a poner placas solares, por aquello de la sostenibilidad. Las
placas solares no son baratas, oiga. Se calcula que una placa solar acaba
siendo rentable después de 20 años de aprovechamiento, pero la gente las ha
colocado por obligación o ha invertido una gran cantidad de dinero con la
esperanza de que más tarde que pronto le vaya a resultar rentable.
El tema de la factura eléctrica da
para mucho, al igual que la del agua, por muchas razones y sería larguísimo de
comentar. Invito, aun así, a que ustedes comprueben su propia factura de la
luz. Verán cómo se consigue rizar el rizo, esto es, que ustedes pagan un
impuesto sobre el que después se repercute el IVA. Y tachán-tachán, se produjo el milagro: estamos pagando un impuesto
de un impuesto. Yo lo veo bastante ilegal, la verdad, o al menos amoral, pero
esto no es sobre lo que quería hablar.
Estábamos en el tema de que el
Gobierno te obliga a poner unas carísimas placas solares y después te cruje con
un «impuesto al sol», para que nadie deje de pagar. Lo único bueno que le veo a
esto es que si los norteamericanos fueron los primeros en llegar a la Luna, los
españoles hemos sido los primeros en apropiarnos del Sol, y eso, como español,
me llena de orgullo y satisfacción.
Chanzas aparte, lo que ya es para
cachondearse de ellos (que no se enfaden, al fin y al cabo parece que es
recíproco) son las explicaciones que nos dan para convencernos de que es justo
que se imponga esa pernada. Sin falta de demagogia alguna te dicen que si tú
estás conectado a la red eléctrica, aunque no consumas electricidad, puesto que
tienes placas solares, ellos se ven en la obligación de comprar kilowatios,
para que tú puedas usarlos cuando desees, o cuando se acumulen tres días
nublados y tus placas digan tururú.
Bien explicado podría parecer que
tienen razón. Pero generalmente no suelen explicar bien las cosas, para
empezar, y para terminar haré yo también un ejercicio de demagogia, a ver qué
tal se me da:
Visto como ellos aducen su
obligación a bajarse los pantalones ante las empresas eléctricas españolas y
nos crujen una vez más a impuestos, digo yo que deberíamos pagar a montones de
empresas, porque nunca sabemos qué puede ocurrir en el futuro. Ejemplos: yo no
tengo ningún Porsche, ni intención de
comprármelo, pero ¿qué pasa si dentro de 15 años decido comprarme un Porsche y ya no existe la marca? En
previsión posible, aunque no probable, tal y como están las cosas, de que yo el
día de mañana quisiera comprarme un Porsche,
debería estar pagando hoy en día un canon o impuesto o lo que sea a esa
empresa, porque claro, cuando yo quiera comprarme un Porsche, ellos deberían tener uno disponible para mí. Esto,
lógicamente, también ocurre con el resto de empresas de todo tipo. Usted vive
en Canarias, pero no importa, usted debería pagar un canon a las empresas
fabricantes de trineos de perros, porque ¿quién sabe si el día de mañana usted
no querrá un trineo de perros para ir a darse una vuelta por Laponia?
Sabiendo que esta entrada estará
ahora mismo siendo estudiada en profundidad por los miembros de nuestro
Gobierno, con gran interés, por cierto, les mando un cordial saludo,
avisándoles que no me gustan los toros y que no me van a gustar nunca, seguro,
soy sincero, aunque me obliguen a pagar un canon por si algún día me
gustasen...
El Condotiero
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