viernes, 13 de noviembre de 2015

El principal enemigo de Occidente

             Somos testigos, de nuevo, del enésimo ataque yihadista a Occidente, esta vez en pleno centro europeo, en la capital de Francia, París. Vuelve el recuerdo de lo ocurrido hace varios meses a la revista satírica Charlie Hebdo, cuyas oficinas estaban situadas en la misma ciudad.
            Pero la vida corre demasiado deprisa. Igual que olvidamos lo de ese semanario francés, la semana próxima apenas recordaremos la nueva masacre de ciudadanos indefensos. Occidente es así, y hay demasiado «panem et circense» como para dejar un hueco permanente a las víctimas propiciatorias de nuestra estupidez.
            Quiero, aquí, realizar un profundo análisis de la situación en la que nos encontramos. Para hacerlo, es absolutamente perentorio tomar cierta distancia. Un análisis profundo de la situación requiere dejar atrás sentimentalismos y humanitarismos. El análisis pretende eso, buscar las causas de la situación, para reconocer sus consecuencias, olvidándonos por completo de cuestiones relacionadas con el corazón. ¿Por qué incido tanto en esto? Porque adelanto que algunas de las cosas que diré serán duras y mucha gente podría tacharme de lo que no soy, ya que sólo analizo la situación, no tengo por qué compartirla.
            ¿Cuál es el principal enemigo de Occidente? Muchos pensaréis que me refiero al fanatismo islámico, pero estáis equivocados. Creo que el principal enemigo de Occidente es el mismo Occidente. Los mismos valores que son los principios de la civilización Occidental, son también su «talón de Aquiles». En el nuevo orden mundial, Occidente es la civilización más poderosa y, por ello mismo, es la que tiene más enemigos. Pero nuestros principios de solidaridad, democracia, libertad, fraternidad, igualdad, etc, no se corresponden con los valores del resto de las civilizaciones. Creemos, puesto que son los nuestros, que son lo mejores, pero no tiene por qué ser así. De hecho, son nuestros valores y a nosotros nos funcionan, más o menos, pero no hay obligación para que funcionen en otras civilizaciones, con otras costumbres, otras ideas y otras religiones.
            Así, la secularización, aconfesionalización y, por último, laicización de la sociedad occidental, ha dejado un hueco enorme por donde se están introduciendo otras religiones, sobre todo el Islam. Pero el Islam no se cuela solo, se cuelan las costumbres e ideas de las personas que profesan dicha religión, que pertenecen a otra cultura y civilización, cuya forma de vivir no tiene nada que ver con Occidente.
            Esto tan básico que estoy explicando, y tan mal visto últimamente, ya lo sabían hace 500 años. Es la razón por la cual los Reyes Católicos expulsaron a los judíos y Felipe III a los moriscos. No era racismo, como se suele decir, era el evitar una difícil convivencia entre personas de diferentes culturas y civilizaciones. Porque no es cuestión de color de piel, sino de costumbres y creencias.
            ¿Por qué los yihadistas nos atacan con bombas y subfusiles, a nosotros, el pueblo llano, que estamos indefensos? No los voy a apoyar, pero mi deseo es comprenderlos. Lo hacen porque no les queda otra. Ellos no pueden combatir con portaaviones o misiles contra el Occidente que les dicta los gobernantes que deben tener, que les impone democracias que ni quieren ni comprenden, que les obliga a poner los precios del petróleo que a nosotros nos conviene, etc, etc, etc. Occidente se ha metido en sus vidas a la fuerza y queremos que lo acepten y lo acaten, pero no es así. Muchos no lo hacen y se inmolan contra nosotros. Es su única forma de combatirnos, pero nosotros no la comprendemos, de la misma forma que no comprendíamos a los kamikaze japoneses. Pero al igual que ocurrió aquello, inaudito para nuestra forma de pensar, está ocurriendo esto ahora. No aprendimos nada hace 70 años y lo estamos pagando en la actualidad. Diferentes civilizaciones tienen diferentes formas de pensar y vivir, ni mejores ni peores que las nuestras, sólo diferentes, y hasta que no entendamos eso, lo llevaremos crudo.
            No digo que el Islam en general sea malo, ni nada por el estilo, sólo que es diferente. Si nuestra civilización era cristiana y ahora es agnóstica, prácticamente, no deberíamos permitir que otra creencia se instale entre nosotros, porque eso sólo nos traerá problemas. Nuestros valores occidentales nos dicen que cada uno puede creer en lo que quiera, que debemos ser misericordiosos con esos pobres refugiados que huyen de las guerras, que debemos ser tolerantes con distintas formas de pensar... pero esto nunca ha sido así en la Historia. Ha ocurrido solamente de forma puntual. Lo normal es aniquilar al otro y no dejarle el más mínimo espacio dentro de nuestra propia civilización. Los valores a los que ha tendido nuestra civilización, con una permisibilidad absoluta, serán también su tumba.
            Si queremos que haya paz con las otras civilizaciones, sobre todo con la islámica, que nos pilla más a mano, tenemos que hacer dos cosas: la primera es dejarlos tranquilos, no inmiscuirnos en sus gobiernos ni en sus recursos; la segunda es más peliaguda: expulsar de Occidente a todo miembro de cualquier civilización que no sea la nuestra. Sé que ambas cosas son casi imposibles, la primera porque las grandes empresas no lo permitirían, aunque la gente que esté a favor de ello luego se queje del precio del gasoil, o de los neumáticos, o de los teléfonos móviles. La segunda sería la misma gente la que no estaría dispuesta a echar de aquí a millones de chinos, musulmanes y demás, por ser inmoral.
            ¿Cuál es, entonces, el futuro que nos espera? Más de lo mismo. Contra un tío con un kalashnikov no se puede combatir con satélites espías, misiles nucleares ni submarinos. Es demasiado fácil matar a alguien, siempre que no te importe tu propia vida, en la creencia de que lo que haces es lo justo y será recompensado.
            Así, mientras nos mantengamos fieles a nuestras ambiciones económicas y a nuestros valores occidentales, que yo también creo justos, estaremos cabreando a buena parte del mundo, y una parte de esa buena parte seguirá entre nosotros, como quintacolumna, machacándonos. ¿Qué harán los gobernantes que deberían preocuparse por nuestro bienestar? Más recortes de libertad, pero siempre será por nuestra seguridad, no vayamos a pensar mal.

            El Condotiero

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